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martes, 6 de junio de 2017

Leyenda Corta para niños: Chasca la Diosa del Agua

CHASCA LA DIOSA DEL AGUA

Chasca era la Diosa de los pescadores. Salía en la Barra de Santiago, en las noches de luna, remando sobre una canoa blanca. La acompañaba Acayetl, su amado. La pesca abundaba en esas noches. Aún hoy día se la recuerda:

Pescador, salió la luna, desenvuelve tu atarraya: esta noche es de fortuna, pues ya viene, la hermosa canoa blanca. No temas, Chasca es buena, no hay quien sea como Chasca que le quita a uno la pena cuando sale en su gran canoa blanca.  
Miguel Ángel Espino

En un tiempo lejano. En la Barra vivía Pachacutec, un viejo rico, pero cruel. Tenía una hija prometida por él a un príncipe zutuhil. Se llamaba Chasca y era bella. 
Un día ella conoció a un pescador, apuesto mancebo a quien llamaban Acayetl. Vivía en la isla del Zanate. Y se amaron. Pero Pachacutec se opone a ese amor. Sin embargo, todos los días, cuando el sol abría los ojos tras la montaña, ella escapaba de la choza, situada entre un bosquecito de guarumos y se iba a la playa, donde Acayetl desde su balsa cantaba dulces canciones. Pero una mañana fue triste. La poza del Cajete amanecía dorada por el sol. Un viento frío que se arrastraba raspando los piñales vecinos, olía a mezcal. Triste y fría, triste y callada; triste y solitaria; así estaba la poza del Cajete. De pronto, una canoa apareció. Era Acayetl. Corría, y ya se acercaba a la playa, cuando entre los juncos de la orilla un hombre oculto disparó una flecha. Era un enviado de Pachacutec. El pescador cayó muerto. Y cuando el mar se estaba poniendo rojo, una mujer gritó en la playa. Era Chasca. Corrió loca en su dolor. Poco después volvía con una piedra atada a la cintura y se lanzó al agua. El mar tiró sus olas sobre el cuerpo de la virgen. Cuando Pachacutec murió, era una noche de luna. Entonces se apareció por primera vez Chasca, en su canoa hecha de una madera blanca, al lado de Acayelt. En el paisaje de arena y sal, sobre el fondo negro del monstruo que se agita, a la luz serena de la luna llena, Chasca, con su vestido de plumas, es la eterna nota blanca de la Barra.


Reprecentar personajes en narraciones de tradición oral de la comunidad y del país.

Enseñar  a los niños y a las niñas la importancia que posee el identificarse con lo que son sus raíces, de tal modo que es casi imposible dejar de lado lo las leyendas y mitos que hacen que nos identifiquemos como salvadoreños.

A la hora de desarrollar este contenido dentro del salón de clase debemos considerar distintos factores en cuestión de lo que decimos y como actuamos, cuidando de preservar la integridad de los niños y niñas.